La gastronomía española es uno de los mayores motivos de orgullo de nuestro país, encontrando en cada una de las regiones nacionales verdaderas maravillas de la cocina. Si nos vamos al norte gallego, qué mejor que un buen marisco. ¿El sur? Unas buenas tapas y “pescaíto”. En Valencia, sin duda la paella. Y así podríamos seguir, analizando los platos típicos de cada comunidad. Ahora bien, si nos centramos en Castilla y León, hay un producto cárnico que no nos podemos perder: el lechazo castellano, considerado como uno de los mejores corderos lechales del mundo.
Lechazo, ternura y sabor sin igual
La industria de la carne cuenta con algunos de los productos más deliciosos de la gastronomía española: desde las vacas del norte, hasta el jamón de bellota. Sin embargo, en Castilla y León se encuentra una de las mejores ganaderías del país, destacando el delicioso cordero lechal por encima del resto. La fama que envuelve a esta carne es, sin duda alguna, merecida; más todavía si hablamos del lechazo IGP de las razas Churra, Ojalada o Castellana. Estos corderos están alimentados exclusivamente con leche materna y se pastorean de forma natural, algo que repercute directamente en el sabor del producto.
Los ganaderos de mayor prestigio se encuentran en las provincias de Palencia, Burgos, León y Zamora. Una vez el cordero se encuentra listo para la matanza, las empresas especializadas en su venta se encargan de recogerlo y llevarlos al consecuente sacrificio. Es decir, se trata de una conexión directa entre productores y distribuidores para que, una vez nos llevamos el producto a los labios, lo hagamos con la certeza de que responde a su mejor propuesta cualitativa. Pudiendo, además, escoger entre diferentes formatos como el cuarto, la paletilla, el churrasco o la pieza entera -con y sin cabeza-.
El hecho de que Castilla y León sea el lugar idóneo para la cría de corderos lechales no es fruto de la casualidad, sino de las condiciones del terreno y climáticas para estas razas de ovejas. A su vez, los ganaderos llevan décadas especializándose en la crianza de los lechazos, siguiendo una larga tradición para que cuando el animal se sacrifica -nunca superando los 35 días desde su nacimiento- haya tenido unas condiciones de vida ejemplares; un hecho que se puede apreciar nítidamente en la textura de cada mordisco. Nos encontramos ante un sello de identidad de nuestra cocina y, gracias al mercado online, podemos recibir las mejores piezas directamente en casa.
Cordero lechal en internet al mejor precio
Hasta no hace mucho, cuando queríamos degustar alguno de los manjares propios de otras provincias, no teníamos más remedio que conformarnos con lo que llegaba a nuestros mercados o, en su defecto, desplazarnos hasta estas localidades. No obstante, con el auge del mercado online, esto ha cambiado radicalmente, pudiendo recibir en casa directamente el mejor cordero lechal del país. Una accesibilidad comercial de alto nivel que mantiene los estándares de calidad propio de las mejores granjas y carnicerías; llevando a nuestra mesa todos los secretos del lechazo.
Una de las máximas que hemos de tener en cuenta cuando vamos a adquirir el lechazo en cuestión, es el hecho de que hemos de ser plenamente conscientes de qué pautas debemos seguir para cocinarlo como corresponde. En este sentido, hacer un cordero asado, chuletas a la basa o paletillas entreasadas son algunas de las tendencias más comunes a la hora de preparar esta maravilla gastronómica. Ahora bien, nada como revisar los blogs especializados en recetas para que seamos capaces de sacar todo el potencial al cordero que acabamos de adquirir en las carnicerías de primera gama.
Además de haber mencionado la calidad y la comodidad de compra intrínsecas en las plataformas de venta online, cabe señalar que también encontramos precios verdaderamente atractivos. Puesto que estas carnicerías se ahorran muchos de los gastos propios de llevar adelante un negocio físico, el coste del producto en internet resulta muy inferior al del resto de las carnicerías; pudiendo degustar platos deliciosos y con denominación de origen en la propia cotidianidad.
