La quinoa lleva ya varios años en nuestro vocabulario y despensa. Este superalimento se ha posicionado en tiempo récord por sus múltiples propiedades beneficiosas para la salud. Hay muchas formas de cocinarla y muchos alimentos con los que combinarla: quinoa con verduras, quinoa con pollo, en ensaladas… Pega prácticamente con todo lo que quieras ponerle a tu plato.
La quinoa es una semilla que podemos comer como si se tratara de un cereal, por lo que es conocida como un pseudocereal. Hay tres tipos de quinoa, con distintos valores nutritivos y sabores ligeramente diferentes.
- Quinoa blanca. Es la más conocida, su sabor es suave y tiene una textura esponjosa. Se adapta a cualquier tipo de receta. Es el tipo que contiene menos calorías, además de ser rica en vitaminas, minerales y proteínas
- Quinoa roja: tiene un sabor más intenso, parecido al de las nieves. Se recomienda su consumo en ensaladas. Es perfecta para la dieta de deportistas por su alto contenido en ácido fólico, fibras y carbohidratos.
- Quinoa negra: es el resultado de mezclar semillas de espinaca con semillas de quinoa. Una mezcla crujiente y más dulce. La quinoa negra es rica en litio y antioxidantes y también posee propiedades antiinflamatorias y cicatrizantes. Es una gran aliada contra el estrés.
Muchas personas la rechazan porque realmente no saben cómo cocinarla. La manera de cocinarla es muy importante, y como todo, tiene su truco. En este post vamos a explicar cómo cocinar la quinoa blanca para que quede perfecta y sabrosa. Tras cocinarla, añade tus ingredientes favoritos ¡y disfruta de la quinoa y sus beneficios!
1. Lavar
Hace años la quinoa se encontraba prácticamente solo en herbolarios y tiendas de nutrición y productos ecológicos. Ahora, las encontramos en todos los supermercados donde suelen venir ya lavadas, pero seguimos recomendando su lavado para asegurarnos de que no queden restos de la saponina que cubre las semillas. Estas moléculas son tóxicas y aunque en esas cantidades no vayan a tener ningún efecto en nuestra salud, aportan un sabor amargo a la quinoa. Este lavado se realiza bajo un grifo de agua fría durante unos minutos frotando suavemente la semilla. Al terminar se escurre el agua, y listas para el siguiente paso.
2. Tostar
Esto es un truco clave que pocos conocen pero dan el toque necesario a la quinoa para que quede inmejorable. Esto evita que la quinoa esté blanda o pastosa, dando consistencia para que los granos queden sueltos, además de ganar sabor. Podemos tostarla sola o hacer un sofrito con algo de aceite y tomate, ajo, cebolla o cualquier especia, pero sin pasarse.
3. Cocer
La cocción es muy sencilla, similar a la del arroz. Se recomiendan dos o incluso tres partes de agua por cada una de quinoa. Pones a calentar el agua con sal y cuando comience a hervir añadimos la quinoa. Dejamos cocer unos 15 minutos a fuego lento con la olla tapada. Sabremos que la quinoa está lista cuando duplique su volumen original y se vuelva transparente.
4. Secar y reposar
La quinoa retiene mucha agua, por lo que una vez hervida es recomendable escurrirla con un colador fino. Después, se rienda devolverla al recipiente de cocción, aún caliente, tapar y dejar reposar durante unos minutos. Para que el grano quede más separado podemos airearla con un tenedor.
Con estos 4 pasos tendrás la mejor quinoa que has probado nunca, y perderá esa imagen de sosa o seca que muchos tenemos en la cabeza. Un punto extra: al terminar su cocción añádele un chorrito de aceite de oliva virgen extra, ¡estará mucho más sabrosa!