La maltodextrina es un ingrediente habitual de una importante cantidad preparados alimenticios, como muchos complementos de nutrición deportiva, bebidas energéticas o suplementos para perder peso. Pero ¿qué es la maltodextrina? ¿Es seguro su consumo?
La maltodextrina es un aditivo que sirve para mejorar el sabor, la textura y la vida útil de los productos procesados. Aunque es de origen natural, la maltodextrina es un producto altamente procesado y, como cualquier aditivo, puede tener efectos adversos en la salud.
Muchos productos procesados llevan maltodextrina, pero también una gran cantidad de productos dietéticos y de nutrición deportiva. De hecho, la maltodextrina es uno de los ingredientes principales de muchos preparados para perder peso, batidos de proteínas, bebidas energéticas y otros complementos alimenticios.
Qué es la maltodrextrina
La maltodextrina es una sustancia procesada a partir del almidón del maíz, el arroz, la patata o el trigo creada a través de la hidrólisis. Esta reacción química rompe el almidón en pedazos más pequeños, casi como una forma de digestión. Cuanto más pequeña es la molécula, más fácilmente se puede absorber en el torrente sanguíneo. Después de la hidrólisis, la maltodextrina contiene menos del 20 por ciento de azúcar.
La maltodextrina es un polisacárido, que es un tipo de carbohidrato muy fácil de digerir y que puede proporcionar energía rápidamente. Además, los polisacáridos son beneficiosos para nuestro organismo. Por eso este aditivo tiene tanta importancia en la industria de los suplementos deportivos, las bebidas energéticas y los snacks y barritas.
Maltodextrina y niveles de azúcar
Además de su uso para mejorar el sabor, la textura y la vida útil de los alimentos, la maltrodextrina tiene un uso importante en la industria de los suplementos deportivos porque ayudar a una reposición rápida del glucógeno tras el ejercicio. Además, ayuda a los deportistas que desean aumentar su masa muscular a aumentar la ingesta de calorías y así favorecer esa subida de peso.
La maltrodextrina también puede servir como fuente de emergencia de glucosa en sangre para las personas que experimentan hipoglucemia. En estos casos, la maltodextrina puede proporcionar un impulso de energía importante en ese momento concreto.
Sin embargo, dado que la maltodextrina tiene un alto índice glucémico, su consumo habitual puede provocar resistencia a la insulina. La resistencia a la insulina puede causar aumento de peso, diabetes e inflamación después de un tiempo. De hecho, el índice glucémico de la maltodextrina es incluso más alto que el del azúcar.
¿Es segura la maltodextrina?
Los expertos consideran que el consumo de maltodextrina es segura para la mayoría de las personas, aunque también puede conllevar algunos riesgos, especialmente para las personas con diabetes.
La maltodextrina está considerada una sustancia GRAS, es decir, generalmente reconocida como segura. Sin embargo, su consumo excesivo puede producir efectos adversos, especialmente en personas con ciertos tipos de problemas de salud. De hecho, se ha relacionado la maltodextrina con posibles riesgos para la salud.
La maltodextrina puede provocar picos de azúcar en sangre
La maltodextrina tiene un índice glucémico aún más alto que el azúcar. Un índice glucémico alto significa que los azúcares entrarán rápidamente en el torrente sanguíneo, donde el cuerpo los absorberá. Concretamente, tiene un índice glucémico de 106 a 136, mientras que el azúcar de mesa es de 65.
Esto significa que la maltodextrina puede causar un pico en el nivel de azúcar en sangre de las personas poco después de comer alimentos que lo contienen. Un aumento repentino y agudo en la glucosa en la sangre puede ser especialmente peligroso para las personas con diabetes o resistencia a la insulina.
La maltodextrina afecta a las bacterias intestinales
La maltodextrina suprime el crecimiento de los probióticos. Al suprimir el crecimiento de probióticos beneficiosos, esta sustancia puede cambiar la composición y el equilibrio de las bacterias intestinales, las cuales desempeñan un papel importante en la salud de las personas.
En este sentido, diferentes estudios han encontrado que la maltodextrina:
- Está relacionada con la disminución del número de bacterias buenas y el aumento de bacterias dañinas. Esto podría provocar daños en el intestino y aumentar el riesgo de sufrir enfermedades inflamatorias del intestino.
- Puede aumentar la actividad de la bacteria Escherichia coli que puede tener un papel importante en el desarrollo de la enfermedad inflamatoria intestinal conocida como enfermedad de Crohn.
- Podría favorecer la gastroenteritis así como una amplia gama de afecciones crónicas, ya que se ha relacionado con la supervivencia de la bacteria Salmonella.
- Puede comprometer la capacidad de las células para responder a las bacterias. También podría suprimir los mecanismos de defensa del intestino contra ellas, lo que daría lugar a trastornos intestinales.
La maltodextrina puede provocar alergias o intolerancias
Muchos aditivos alimentarios pueden causar alergias o intolerancias. En el caso de la maltodextrina, esta puede dar lugar a reacciones alérgicas, aumento de peso, gases, flatulencia y distensión abdominal. Este aditivo también puede causar una erupción o irritación de la piel, asma, calambres o dificultad para respirar.
Dado que la maltodextrina puede elaborarse a partir de cereales con gluten, como el trigo, las personas con enfermedad celíaca o intolerancia al gluten deben saber que, aunque el proceso de producción eliminará la mayoría de los componentes de las proteínas, la maltodextrina derivada del trigo todavía puede contener algo de gluten.
La maltodextrina puede elaborarse a partir de ingredientes genéticamente modificados
El maíz transgénico, que es un organismo genéticamente modificado (OGM), es una fuente común de maltodextrina. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara que los OMG son seguros para su consumo, estos pueden ser perjudiciales para el medio ambiente o la salud de las personas debido al mayor uso de herbicidas y pesticidas en los cultivos. También existe la posibilidad de que el material modificado genéticamente pueda ser absorbido por plantas y animales silvestres, o por el cuerpo humano a través de la dieta.
Además, aunque hay poca evidencia al respecto, diversas investigaciones han relacionado el consumo OGM con diversos problemas de salud, como la enfermedad de Alzheimer, diversos tipos de cáncer, problemas renales, resistencia a los antibióticos, trastornos reproductivos y alergias.